Se acaba el verano, los niños empiezan el colegio, y nosotros empezamos a trabajar. No sólo los niños sufren la «vuelta al cole», los pies también. Todo ello conlleva diferentes tipos de cambios. Cambio de estación, cambio de tiempo, cambio de calzado, etc.
Los pies pueden ser buenos o no tan buenos. Los no tan buenos pueden deberse a una alteración biomecánica. Esto significa que hay algo en nuestro pie que no funciona bien.
Hemos sido el verano caminando con calzado inadecuado como pueden ser chanclas, zapatos abiertos, náuticos, que hacen que el talón no esté sujeto y aquí es cuando después de días y días de hacer el mismo gesto al caminar, empiezan a aparecer cosas. El principal problema de llevar chanclas o zapatos abiertos es el hecho de no llevar el talón sujeto y el talón se encuentra inestable. Esto crea desequilibrios musculares y tendinosos como pueden ser los dedos en garra, dolor metatarsal y el dolor en el talón.
El uso de las chanclas sólo debería ser para ir a la piscina o en la playa y no para ir a tomar un vermut, hacer un helado y mucho menos ir a caminar.
Lo que ocurre en estos casos es que el centro de gravedad del cuerpo, s’inclinca hacia delante y como consecuencia los dedos del pie hacen una garra para evitar el desequilibrio. Con lo cual, hay más presión en la zona metatarsal provocando metatarsalgia (mal debajo de los dedos).
La fascia plantar también se ve afectada ya que hay un desequilibrio biomecánico para el pie apoyado más la zona de delante y esto puede provocar fascitis, fasciosis, esporons o atrapamientos del nervio.
Lo que podemos hacer para evitar este desequilibrio es el uso de soportes plantares (plantillas), si se necesita, y el uso de un buen calzado para caminar.
También, se pueden hacer siliconas para ayudar a los dedos al caminar y sobre todo, muy importante, y esto recae ya personalmente, hacer estiramientos de la cadena muscular posterior (gemelos, isquiotibiales).
Os deseo una buena vuelta a todos, y que empecéis con buen pie!
Marc Mayral, Graduado en Podología.